Sebastián, se ha hablado de una parálisis del turismo a nivel mundial, no solo del caribe, sino también de muchas comunidades locales en América Latina ¿Qué te han parecido las medidas tomadas por el Gobierno para mitigar el impacto de la crisis en las empresas turísticas?
“Estamos todavía en una parálisis del turismo mundial, obviamente las comunidades locales que son muchísimo más frágiles se han visto más afectadas, y donde muchas de estas estuvieron en la necesidad de volver a sus raíces. En el caso de Chile, se intentó aplicar todas las medidas que estuvieran al alcance y en la formalidad que existe en la guía turística, dejando fuera a muchas comunidades. Hay territorios donde no hubo una buena formalización de los prestadores de servicios turísticos, sobre todo del indígena, entonces las primeras ayudas fueron destinadas por ese lado, obviando un poco al resto de las comunidades indígenas del país. Creo que el Gobierno sí ha hecho el esfuerzo ahora de sentarse en la mesa con distintos actores del turismo indígena, y eso es un avance. En el caso de Rapa Nui, mucha gente inicia actividades porque es un requerimiento para la inscripción de prestación de servicios, pero después de iniciar sus actividades en el Servicio de Impuesto Internos, no hay una continuidad para demostrar los resultados contables de sus empresas, y eso es porque realmente en Rapa Nui no se paga impuesto y la gente le tomo la importancia real a lo que significaba ir registrando los movimientos recién ahora, siendo esto uno de los primeros requisitos para obtener las ayudas del Gobierno”.
¿Cómo viste el caso de la Isla de Pascua? ¿Qué crees que faltó aplicar para que la zona no se viera tan afectada por esta pandemia?
“La actividad turística fue lo que sin duda afectó más a la zona, es muy difícil decir qué faltó aplicar, porque no está dentro de una competencia humana hacerlo frente a un virus desconocido. La isla tuvo una respuesta mucho más rápida que el país en general al cerrarse y así estar libres del Covid-19. Yo creo que faltó aplicar más medidas en otros sectores del país. Sí afecto en el bolsillo de las empresas de la isla, pero no en el diario vivir. En este sentido, hubo acciones que apalearon el impacto del coronavirus, como el proyecto Plan Empleo, que a través de la municipalidad bajaban recursos del gobierno regional y logran generar contrataciones de personas que no están con trabajos hoy, y que les permite contar con algunos ingresos”.
¿Existe un marco de incertidumbre en la isla por un futuro cierre debido a un rebrote o una nueva variante del virus? Y en ese caso ¿Cómo se debería actuar para que no se pierda lo avanzado en ese periodo?
“No se habla de un futuro cierre porque actualmente nosotros estamos cerrados, obviamente cuando nos enteramos de una nueva variante o rebrote eso genera temor en la población, y que ésta con mayor razón quiera permanecer en este encierro. En este sentido, no creo que se pierda lo avanzado, porque la idea era consolidar a la comunidad en esta toma de decisiones, de si se abre o no la isla, y por más que se presione por algún sector, la comunidad no tiene la intención de abrirla. Entonces sí, existe una incertidumbre gigante, ya que desde el año pasado figuran algunas fechas de apertura, pero nada concreto o por escrito. Lo que hay que poner ahora en la mesa es lo siguiente; en Rapa Nui no se trata solo de reactivar el turismo, sino que de considerar que en la isla no hay virus, entonces es una doble decisión, reactivar la economía, pero además cambiar nuestro estilo de vida, comenzar a usar mascarilla, aplicar distanciamiento social, y todas aquellas situaciones que se están normalizando en la ciudad”.
¿Crees que tanto empresas como trabajadores se encuentran preparados para una recuperación de sus actividades una vez que se haga apertura de la isla?
“Sí, yo creo que hay empresas que están muy preparadas, la de nosotros por ejemplo ya cuenta con dispositivos digitales, herramientas para mantener el distanciamiento social, equipos de alta tecnología para poder hacer discursos y charlas interpretativas, entre otros. Pese a esto, hay que entender que no importa cuanto estén preparadas las empresas y trabajadores, si es que no hay una preparación transversal de la comunidad. Debemos entender que el coronavirus a diferencia de las personas, no conoce de fronteras, de razas o de diferencias, entonces no sirve de nada que mi empresa tenga los mejores equipos o personal capacitado, si mi turista después de tener una actividad con nosotros este se va en un taxi que no cumple todas estas medidas, rompiéndose esta burbuja sanitaria. Se debe generar entonces una preparación de destino más que puntualmente de las empresas. Esto debe ser como una cadena de frio, así como se transporta un alimento que necesita cierta conservación, tiene que haber una cadena de frio entre el empresariado y las personas que vienen al destino, para mantener así esta burbuja sanitaria que podría dar el espacio para poder realizar una actividad turística”.
¿Cómo debe prepararse la isla para una posible apertura? ¿Qué aspectos se deberían considerar para lograr una activación completa de las actividades de la zona; desde el turismo, gastronomía, artes, pesca, entre otros?
“Hoy ya tenemos identificados actores que ya se han preparado, como el Parque Nacional, que ha tenido un acercamiento hacia las empresas, y ha mostrado estos productos de protocolo sanitario, un nuevo rediseño de experiencias y rutas turísticas, y más. En este sentido, el Parque Nacional Rapa Nui, ha sido visionario y ha podido darse cuenta que el coronavirus es una oportunidad para planificar, y para darse cuenta que el turismo que había antes no era sano, por eso no se habla de reactivar sino que de reiniciar algo nuevo. En general el turismo en Chile no estaba bien, esta fue una oportunidad de replantear qué es lo que queremos y cómo lo queremos, por ese lado, puedo decir que está un poco más preparado que otros sectores. Yo creo que el aspecto entonces que se debe considerar, es generar un plan de destino para el Covid-19, y no un plan que solo se enfoque en algunos sectores económicos o comunitarios”.